Justo antes de empezar a escribir esta entrada he estado a punto de volver a las andadas. Por eso esto que leéis ahora. Digamos que éste es un post de emergencia en el blog, con luces y sirenas incluídas. Por favor, echáos a un lado y dejadme pasar...
Cuando volvía de clase hace un rato me ha dado por pensar en el coche. Hace ya casi un mes que me llevé el chasco, pero parece que fue ayer. Este último mes se me ha hecho, se me está haciendo, eterno. Tengo la sensación de que todo se ha parado, de que los días se estiran como si fueran de chicle y en verdad sólo han pasado dos o tres. Es una sensación muy extraña.
Sí, casi ha pasado un mes ya. Durante estos últimos días estoy haciendo propósito de enmienda. De verdad. Cada mañana, después de levantarme, hablo conmigo mismo y me trato de convencer de que hay que pasar página. Salió mal, sí. Qué mala suerte, era una gran chica. Pero pasemos a otra cosa, la vida sigue. Es lo que la gente normal hace, ¿no? Ése es el planteamiento que hace una mente sana que quiere seguir estándolo. Y yo me pregunto, partiendo de la base de que estoy medianamente cuerdo, ¿y por qué a mí no me sale? ¿por qué no sé hacer que la vida siga?
No sé la respuesta, la verdad. Solo sé que cuando la veo entrar por la puerta me quedo sin defensas, las murallas que me construí durante el día ceden sin oponer resistencia. Y entonces hablamos, y ella ríe por alguna tontería que le digo, y en su risa yo me veo caer. Y caigo, por enésima vez. Con su forma de ser me desarma irremisiblemente, creo que nunca me haré inmune a ella. De hecho, pese a que se está convirtiendo un mi pequeña gran tortura praticular, no quiero que eso pase. En esos momentos, por unos minutos, me siento vivo. Creo que lo que en el fondo me deprime es ser consciente de que ese instante es tan breve... que en un suspiro desaparecerá otra vez. Que no está a mi alcance. Que, luego, todo volverá a ser tan gris como siempre.
En el momento de escribir estas líneas escucho 'Vine del norte', de mi admirado Ismael Serrano. Una de esas canciones que hace años que me acompaña y reconforta. No he podido evitar tomar parte de una de sus estrofas como título :
Vine del norte buscando una canción y una cruz,
y allí se cruzó un cometa, y en su estela estabas tú.
En Madrid seguiría lloviendo, triste como lo dejé,
y en Santiago con tus luces y su noviembre me quemé.
...(+)
y allí se cruzó un cometa, y en su estela estabas tú.
En Madrid seguiría lloviendo, triste como lo dejé,
y en Santiago con tus luces y su noviembre me quemé.
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No sé qué o quién la puso en mi camino, pero le maldigo y le bendigo por igual. Le maldigo porque esto me está haciendo perder la cabeza. Y, sin embargo, le bendigo porque, por primera vez en mucho tiempo, me siento capaz de llegar a perderla. Resulta que, como casi siempre, Antonio tenía razón al final de su suicidio emocional. En fin, sea quien fuere, gracias. Gracias por ponerla en mi camino, por hacer que el cometa se cruzara, por hacer que en su estela estuviera ella...
Ismael Serrano - Vine del norte
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